Histórico invicto, las Copas América y la caída de Maradona (1991/1994)
Tras el Mundial de Italia 1990, Carlos Bilardo decidió alejarse de la conducción de la Selección.
La elección recayó, con sorpresa, en Alfio Carlos Basile. El ciclo comenzó con el regreso de la Selección a jugar en nuestro país (2-0 a Hungría en Rosario), tras el 1-0 a Alemania en Buenos Aires, en 1987.
El “Coco” formó un equipo completamente nuevo, apostando a valores como Diego Simeone, Gabriel Batistuta, y la experiencia de Oscar Ruggeri, y en pocos meses logró lo que el fútbol argentino no podía hacía 32 años: la Copa América.
Esa edición de Chile consagró a un equipo fantástico, con la explosión de “Bati”, que se entendió de maravillas con Claudio Caniggia, el equilibrio de Leonardo Astrada y Gustavo Zapata, la solidez del “Cabezón” Ruggeri y Sergio Vázquez más el aporte de Sergio Goycochea en el arco. Seis triunfos y un empate, con 16 anotaciones a favor y sólo 5 en contra. Contundencia, belleza e identificación con la Celeste y Blanca.
Basile encontró gran adhesión popular a su trabajo y la Selección disfrutó de una era fabulosa, con la conquista de las copas Rey Fahd (Confederaciones), Kirin World Annual, Lipton y Artemio Franchi.
Los triunfos se fueron encadenando y el ciclo construyó un ciclo invicto nunca antes logrado en la historia de la Selección y que en su momento fue récord mundial: 33 partidos sin conocer la derrota.
En 1993, en Ecuador, Basile conquistó la segunda Copa América, con un equipo que no brilló como en la anterior, pero que mostró una solidez notoria. Otra vez Batistuta fue la clave goleadora y Sergio Goycochea volvió a ser decisivo en la definición por penales, agigantando el mito de Italia '90.
Argentina regresó con fuerza al podio sudamericano, se acercaba la Eliminatoria, y todo indicaba que el camino hacia Estados Unidos 1994 no presentaría mayores complicaciones.
De hecho, el equipo nacional comenzó con 2 triunfos, incluido uno que fue histórico, al vencer a Paraguay 3-1 en Asunción, con un gol inolvidable de Fernando Redondo.
Sin embargo, la primera luz roja se encendió en Barranquilla: Colombia le quitó el largo invicto y obligó a que Argentina obtuviera un triunfo en el Monumental, para llegar al Mundial. Ese partido quedará en la memoria como la mayor paliza recibida por una Selección, en nuestro país: los cafeteros, en una tarde-noche brillante, doblegaron al conjunto de Basile 5-0.
La gente aplaudió de pie la magnífica producción colombiana y, por supuesto, pidió la vuelta de Diego Armando Maradona. Argentina estuvo a punto de quedar eliminada, dado que Paraguay, que debía ganar para clasificar, sólo empató 2-2 con Perú.
El último escollo era el repechaje con Australia. Con el esperado regreso de Maradona, la Selección empató 1-1 en Sydney y venció 1-0 en Buenos Aires, con gol de Batistuta. Con mucho sufrimiento, Argentina ocupó el casillero número 24, el último disponible para la cita en América del Norte.
Para el debut en la Copa del Mundo, Basile sorprendió con un equipo ultraofensivo, con un mediocampo integrado por Redondo, Simeone, Maradona y Balbo y el ataque con Caniggia y Batistuta.
Las victorias (4-0 a Grecia y 2-1 a Nigeria) cimentaron la confianza y alimentaron el sueño del tricampeonato. El equipo jugaba muy bien y el “10” estaba en su máximo esplendor, como en sus mejores épocas.
Prueba de ello fue el pase que le dio a Caniggia para la anotación del segundo gol ante los nigerianos (miró para el otro lado y se la tocó al “Pájaro”, que se la pedía al grito de “Diego, Diego”) y su impecable condición física, que mostró cómo aguantó, hasta el minuto 90, los embates de los poderosos físicos de los rivales.
Pero el destino estaba escrito para Argentina en ese certamen. Tras el partido con los africanos, se conoció una noticia demoledora: Maradona había dado positivo en el control antidoping, por consumo de efedrina.
Diego quedó al margen del certamen y Argentina, golpeada, cayó sin atenuantes con Bulgaria y luego con Rumania, en octavos de final. Ni el ingreso de un juvenil Ariel Arnaldo Ortega, pudo revertir la situación.
La Selección más vistosa del Mundial, la más ofensiva, la candidata de todos, se despidió muy pronto.
El dolor fue mayor aún porque significó la despedida, de la manera más triste, de Diego Armando Maradona de la Selección Argentina. El ciclo de Alfio Basile al frente de la conducción técnica, también llegó a su fin.
Selección Nacional (1991/1994)
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