Las dudas del campeón y el final de un ciclo único (1986/1990)
Luego de la histórica consagración en México, la Selección se tomó un impasse de casi un año para volver a enfrentar a un conjunto nacional.
Había caído 2-1 con el Club Roma en marzo de 1987 y en junio enfrentó a Italia, con derrota 3-1. En ese partido, se produjo el debut de uno de los jugadores más carismáticos y queridos de los últimos años: Claudio Paul Caniggia.
Ese año, Argentina organizó la Copa América; todo el mundo pensaba que su obtención sería un trámite. El campeón del mundo jugaría en Buenos Aires, con Maradona en la cancha. No existían presagios negativos ni para el más pesimista.
Sin embargo, con varios jugadores nuevos, la Selección cayó 1-0 con Uruguay en las semifinales y logró un decepcionante cuarto puesto, tras ser doblegado 2-1 por Colombia, en el estadio de River.
El triunfo 1-0 ante Alemania en cancha de Vélez, en lo que fue la reedición de la final del Mundial, no tapó la incertidumbre que generaba el conjunto de Bilardo.
En 1988, todo fue peor: disputó 6 cotejos, perdió 3 y sólo ganó uno, ante Arabia Saudita. Sin Eliminatorias por delante, para el DT era imperioso jugar amistosos, pero el complicado calendario impidió que sus deseos se materializaran.
Al año siguiente, se produjo otra desilusión, en la Copa América de Brasil. Argentina jugó 7 partidos y sólo anotó 2 tantos. Una producción que dejaba muchísimas dudas a sólo 365 días de Italia 1990.
Tras una gira previa preocupante, una lista definitiva en la que el técnico privilegió a muchos de los campeones de México, y sobre todo con una lesión de Maradona que asustaba sobremanera, Argentina llegó al centro de entrenamiento de Trigoria, en Roma, para concentrarse en la defensa del título.
Con la mirada de miles de millones de personas a través de la televisión, el campeón del mundo inauguró el denominado “Mundial de la Era Moderna” en un fabuloso estadio Giuseppe Meazza colmado. Para sorpresa de todos (hasta de los propios), Camerún dio el batacazo y ganó 1-0. Un golpe demasiado duro como para asimilar.
El segundo partido fue triunfo 2-0 con la URSS, en un cotejo en el que Maradona volvió a usar la mano, esta vez en el área argentina para evitar un gol y en el que Nery Pumpido sufrió una grave lesión que lo dejó fuera del certamen. El apurado ingreso de Sergio Goycochea terminaría siendo clave para el camino de Argentina en esa Copa.
El empate 1-1 con Rumania clasificó a Argentina en tercer lugar en el grupo y obligó a enfrentar al siempre poderoso Brasil. Bilardo aseguró antes del partido: “Brasil salió primero y debe enfrentar a Argentina. Creo que es lo peor que podría haberles pasado”.
Pese a la confianza del DT, los verdeamarelhos tuvieron un arranque fulgurante: a los 11 segundos, Goycochea tuvo su primer mano a mano. Tres pelotas en los palos y varias tapadas del arquero evitaron una goleada en los primeros 45 minutos. En el entretiempo, Bilardo profirió, en la intimidad del vestuario, una frase histórica: “si se la siguen dando a los de amarillo, perdemos ...”.
Todo continuó de forma desfavorable hasta que Maradona, con los tobillos doloridos y su enorme amor propio, enhebró una jugada magistral en la que eludió a 3 brasileños y, de derecha, habilitó mano a mano a Caniggia, que definió de manera soberbia ante la salida de Taffarel. Diego luego reconoció que “fue el mejor pase de mi vida” y Claudio Paul, “el gol más grande de mi vida”.
Argentina enfrentó y venció por penales en los cuartos de final a Yugoslavia, tras un aburrido 0-0. Goycochea atajó 2 tiros desde los 12 pasos. La esperaba Italia, el dueño de casa, en Nápoles, donde Maradona era Rey.
La igualdad 1-1 en el tiempo reglamentario obligó a una nueva definición por penales. “Goyco” volvió a ser el héroe al contener 2 disparos y depositar a Argentina en la final, por segunda vez consecutiva.
Se reeditó el partido decisivo del Mundial 1986, contra Alemania, que finalmente obtuvo la Copa al vencer 1-0 a los 84 minutos, con un gol desde los 12 pasos, tras la sanción de un penal muy dudoso, por parte del médico ginecólogo uruguayo (nacionalizado mexicano) Edgardo Codesal.
Las lágrimas de Maradona, el dolor de todo el país futbolero, el maravilloso recibimiento en la Plaza de Mayo y hasta el inolvidable tema oficial “Un Estate Italiana”, son otros de los fuertes recuerdos de un Mundial muy caro a los sentimientos de los simpatizantes argentinos.
Selección Nacional: (1986/1990)

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