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» » Lo que el golazo no debería tapar

Como para no querer abrazar al 10. Se terminaba el partido, con un increíble 0-0, hasta que Messi inventó un gol a lo Messi y estalló el Mineirao.

¿Qué le pasa a Messi? ¿Y al Kun? ¿Y a Higuaín? ¿Y a Di María? ¿Y a Sabella, que duda con los cambios? El equipo está lleno de preguntas.

Hay cosas que el golazo de Messi no debería tapar. Empezando por el rendimiento del propio Messi. ¿Por que juega caminando? ¿Por qué está fastidioso? Esta vez el técnico puso el equipo que quería él y queríamos todos, en realidad, así que por ese lado no se puede decir nada. Cansado, sin explosión, espera al adversario para gambetearlo hasta que la pierde, como desenchufado. Tiene lagunas que son mares, distraído, en otra. Tanto tiempo esperando el Mundial para jugarlo así, realmente no tiene una explicación al alcance medio. Hay alguna traba que no le permite desarrollar todo su potencial, eso es evidente. Claro, después mete ese gol y listo. Pero listo las pelotas.
Listos estamos nosotros si el equipo no mejora sustancialmente. El golazo de Messi tampoco debería tapar lo bajo que están los otros delanteros. A Higuaín le rebota la pelota, duda en el área y no muestra la astucia que lo caracteriza ahí adentro. El Kun tira alguna fina, trata de poner empeño en volver (un par de veces, no crean que siempre) pero no da lo que puede, lo que sabemos que puede dar, lo que lo convirtió en uno de los mejores delanteros del mundo. Lo de Di María es sencillamente inexplicable. Hace un mes era un avión que rompía la final de la Champions y ahora no se puede sacar un jugador de encima, erra pases fáciles, cayó en el túnel del tiempo y volvió a ser ese jugador que elige el camino equivocado. Incluso juega en una posición rara, más tirado adentro, casi nunca abierto. Tal vez tenga drama con los mundiales, porque se parece más al Fideo de Sudáfrica que al que hasta hace poquito estaba al dente.
Sabíamos que los cuatro de arriba hacen más daño cuando pueden arrancar en velocidad y se les puede complicar en espacios reducidos, pero aquí viene otro punto débil que no debería tapar el gol de Messi: un poco de rebeldía, viejo. Mucha pasividad, poca dinámica, y sin dinámica, sin movimiento, sin lo que se dice actitud y también aptitud, sin todo eso, se hace monótono un equipo, repetitivo, y no encuentra sorpresa por ningún lado.
Tampoco debería tapar el gol de Messi que el equipo parece descansar el ataque en cuatro jugadores. Hoy al fútbol se juega mejor si atacamos todos y también defendemos todos. Argentina es un equipo partido. Cuando la pierden los de adelante, el rebote lo agarran siempre los rivales, porque nuestros medios están a 50 metros. En partidos como el de ayer (el rival jugó el sistema 1-9-1, un arquero y un delantero, el resto a defender), quedar a 25 metros de la jugada es un desconcepto. Otra cosa preocupante que el golazo e Messi no debería tapar es la defensa. Cuatro para marcar a uno es también un error. Si se va el 4, se queda el 3 es una regla que se debe romper en mil pedazos cuando el rival no ataca con nadie. Es como si hubieran aprendido el libreto de memoria y que no supieran el concepto. Eso nos lleva a otro tema que el golazo de Messi no debería tapar: Sabella, ¿qué pasa con los cambios? Mucha demora, muchas dudas.
¿No hay nada bueno? Sí. Que pasamos de ronda. Las atajadas de Romero. Después, ah, claro, el golazo de Messi, que todavía estamos gritando con los miles de argentinos que coparon Belo Horizonte, que todavía sufren los brasileños que son fanas de todos nuestros rivales, pero que no debería tapar las muchas cosas con las que está en deuda una Selección que hoy da más para pesadilla que para sueño.
Belo Horizonte (enviado).

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