Enzo Pérez fue titular por primera vez y respondió. “Nunca sentí nervios”, dijo.
Ni yo me imaginé algo así”. El fútbol se rige por los imponderables. La dinámica de lo impensado está tan latente que el partido terminó hace más de 40 minutos y Enzo Pérez aún no consigue despojarse de la incredulidad. Un imprevisto, la lesión de Di María, fue su pasaporte a la titularidad. Y ayer, en un partido de alto voltaje, tuvo su debut desde el arranque y derribó los prejuicios de aquellos que atribuían su ingreso a su ligazón con la camiseta de Estudiantes y al vínculo que forjó allí con Sabella. “Era una gran responsabilidad. La confianza que me dieron mis compañeros y el cuerpo técnico fue fundamental. Nunca sentí nervios, estaba ansioso. Disfruté el partido, lo más difícil ya había pasado ante Bélgica y sabía que un Mundial no se juega todos los días”, describió sus sensaciones.
El volante no sintió el peso de la coyuntura. La presión, esa que muchas veces atornilla piernas y condiciona respuestas individuales y colectivas, no lo invadió en ningún momento. Se erigió como el mejor del medio para adelante por atrevimiento, gambeta vertical y por mostrarse casi siempre como opción de pase. Incisivo, revulsivo, tomó la iniciativa, se animó a tirar la diagonal y generó un tiro libre peligroso. Su buena performance despertó los elogios de Sabella: “Enzo y el Pocho hicieron un gran trabajo, de mucho desgaste, por el desdoble”. Incluso Van Gaal aceptó que sacó a Martins porque estaba amonestado y Pérez lo había complicado.
Enzo arrancó por derecha y el técnico luego decidió correrlo hacia el sector izquierdo. Recuperó muchas pelotas y la Selección sintió su ausencia cuando Palacio entró por él a los 36’ del ST. “Tiré unos quiricocho en los penales. Estábamos temblando casi todos los de afuera. Me abracé con todos porque esto es gracias a los que jugamos hoy y lo que quedaron afuera de la lista”, aseguró. Y se ilusionó: “En una final están las mismas chances para los dos. Ellos son fuertes pero nosotros tenemos al mejor del mundo”.
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