A ocho días de las eliminatorias, la versión alternativa de la Selección cayó 2-0 con Brasil y le aportó escasas respuestas a Sabella en su búsqueda por reforzar la base europea. Por Christian Leblebidjian / Enviado especial
28 de Septiembre de 2011 - 23:48
BELÉM.- El provecho que le puede sacar Alejandro Sabella al primer porrazo de su ciclo es simple: lo inoportuno que resultó el traspié con Brasil por 2-0 a poco para el comienzo de las eliminatorias, justo cuando necesitaba encontrar confirmaciones y relevos en algunos puestos para reforzar la base europea. Las cabezas bajas de los argentinos y las sonrisas de los rivales por quedarse con el Superclásico de las Américas encerraron el veredicto: la vulnerabilidad de esta pasajera versión albiceleste.
Sabella dispuso un 5-3-1-1 con la idea de hacerle sentir un desarrollo molesto al rival, juntar bien las líneas y controlar a Neymar y Ronaldinho. Lo consiguió en pocos momentos, pero cuando Brasil aceleró se lo llevó por delante. Quitarle la pelota no fue posible, pero mucho menos resultó atacarlo únicamente con Walter Montillo y con Lucas Viatri como único punta.
Las arremetidas de Danilo y Bruno Cortés desde los costados y las conexiones con los de arriba fueron una pesadilla para los laterales argentinos, donde Iván Pillud y Emiliano Papa no se mostraron firmes en la contención.
En el primer tiempo, la irregularidad de Brasil le vino al seleccionado como anillo al dedo para mantenerse en el esquema de contención que se intuía a partir de su formación, con una línea de tres conformada por Cellay, Domínguez y Desábato, y la inclusión de los laterales Pillud y Papa para que armaran una primera muralla detrás de Augusto Fernández (el único que se salió del libreto), Canteros y Guiñazú, que se retrasó para evitar las subidas de Danilo.
Los sobresaltos para la Argentina no fueron permanentes en el primer capítulo, pero los sufrió. El primero llegó con una combinación entre Neymar y Borges que puso en evidencia la pasividad de Papa y después el centro de Lucas que Neymar no pudo conectar a centímetros de la línea. Como respuesta, apenas un cabezazo de Viatri.
El arranque del segundo tiempo dejó en claro que su actitud defensiva no le garantizó a la Argentina mantener el cero. Al fin, le ofreció a Brasil el lugar para que generara los mejores contraataques y tuviera las situaciones más claras para abrir el marcador. Y lo que empezó siendo una intención para no pasar grandes sobresaltos, terminó por abrir los espacios para el rival. Seguidamente a un avance que tuvo a Augusto Fernández en posición gol, el conjunto local encontró la llave para el 1-0 a partir de un pase de Danilo que limpió a todas las líneas de resistencia argentina y la definición de Lucas a la carrera, a pesar de la persecución de Domínguez. Una marcada diferencia de velocidades que derrumbó el plan de Sabella.
Brasil mantuvo la insistencia y la velocidad de Neymar, que amplió el marcador más allá de los avances desesperados que intentó la Argentina. La trompada le está doliendo al conjunto albiceleste. Con vistas al comienzo de las eliminatorias, los tropiezos deben ser parte del aprendizaje.
Un historial adverso de visitante La Argentina tiene pocos gratos recuerdos de sus visitas a Brasil, porque sólo ganó 9 partidos como visitante sobre 38 cotejos disputados. Su última alegría fue el 29 de abril de 1998, cuando ganó 1 a 0, en el Maracaná, con un gol de Claudio López. El último enfrentamiento ante Brasil fuera de casa (18 de junio de 2008) fue un 0-0, en el estadio Mineirao de Belo Horizonte, por las eliminatorias para Sudáfrica 2010. En tierra brasileña, el clásico sudamericano se jugó en 38 oportunidades, con 9 triunfos argentinos (51 goles), 22 de Brasil (76) y 7 empates.
Mal campo de juego El día anterior al partido, luego del reconocimiento del estadio Mangueirao, Sabella había dicho que el campo de juego estaba en malas condiciones, con dos o tres pozos importantes, y había pedido que los arreglaran. Las sospechas del DT se confirmaron con lo visto anoche durante el encuentro.
No hay comentarios: